Comentario
El origen de Gerona o Girona es romano. Entre los años 75 y 76 d.C. fundaron una plaza fuerte con recinto fortificado en la Vía Augusta, que llamaron Gerunda. En el año 409 a.C. los visigodos entran en Gerona, avanzando la cristianización que ya se había iniciado durante el Bajo Imperio romano. Se ha documentado la celebración de un concilio en el año 517.
Los visigodos fueron sustituidos por los árabes a partir del 711. En el año 785 los francos conquistan Gerona, creando el emperador Carlomagno el condado del mismo nombre, núcleo inicial de la Marca Hispánica. En el año 878, le fue entregado a Wilfredo el Velloso, conde de Urgell-Cerdanya, quien más tarde unió los grandes condados catalanes de Barcelona y Gerona, que dieron lugar a la Casa de Barcelona, futuros reyes de Aragón.
Importante judería, Gerona se convirtió en uno de los más activos centros urbanos catalanes, llegando a tener cerca de 8.000 habitantes en el siglo XV, sólo por detrás de Barcelona y Perpiñán. Y ello a pesar de graves crisis demográficas, como la peste negra de 1348, que dejó cerca de 1.000 muertos.
A pesar de calamidades en forma de pestes e inundaciones, la ciudad prosperó lentamente. Sin embargo, la ubicación cercana a Francia de Gerona hizo que la ciudad se viera afectada directamente por los frecuentes conflictos suscitados entre ambas naciones. Así, sufrió numerosos sitios, como los de 1684 y 1694, y mucho más tarde, durante la invasión napoleónica, en 1808 y 1809.
Pero no sólo fueron sitios. También Gerona sufrió los desastres de la guerra en varias ocasiones, como durante la Revuelta dels Segadors (1640), la Guerra de Sucesión, en la que fue asaltada por las tropas de Felipe V (1711) o la Guerra contra la Convención francesa.
La reforma administrativa de 1833 hizo de Gerona capital de provincia. A partir de 1840 conoció una revolución industrial: la ciudad experimentó un amplio auge y la población comenzó a recuperar habitantes, de tal forma que, a principios del siglo XX, Gerona es habitada por cerca de 20.000 almas.
Como buena parte de España, Gerona también sufrió los devastadores efectos de la Guerra Civil que, unidos a las desastrosas inundaciones de 1940 y 1943, hundieron su economía. Una lenta recuperación comenzó a partir de la década de los 50 del siglo XX, beneficiada por la llegada de inmigrantes del campo, que buscan enb la ciudad mayores oportunidades de vida.
Gerona cuenta con un amplio patrimonio histórico-artístico. De la ciudad romana quedan restos de la y una de las puertas, aunque muy transformada, junto a la Torre Gironella. Se conservan también unos baños árabes, de los siglos XII-XIII.
La Catedral es su monumento más grandioso. Fue construida entre los siglos XIV y XVII, sobre los restos de una antigua basílica romana.
El románico ha dejado magníficos ejemplos en Gerona. Destacan el Palacio Episcopal, el Convento de San Pedro Galligans, del siglo XII; la Iglesia de San Nicolá o la Colegiata de Sant Feliú.
El Convento de Sant Doménech, gótico, fue fundado en 1253. También deben ser mencionadas sus murallas, reforzadas por Pedro IV el Ceremonioso en 1362.